Henry Córdova
Introducción a los estudios de futuro
IAEN
Artículo de opinión
Los estudios de futuro utilizan muchas herramientas y metodologías para lograr discernir el mañana. Un mañana que empieza por entender el pasado en el presente y proyectarlo hacia adelante. Se empeña en descubrir las variables y actores clave y las tendencias que resultan ser hechos portadores de cambio. Este cúmulo de variables estratégicas deben ser descubiertas y analizadas en profundidad. Para ello, la ciencia ficción es una herramienta que puede ser empleada para imaginar el futuro y empezar en el hoy a preparar la forma cómo se reaccionará ante la incertidumbre que ese presente próximo depara. Es un instrumento que permite innovar, porque da la oportunidad de pensar de formas diferentes, disruptivas, novedosas y transformadoras sobre lo que está por venir.
La prospectiva tiene su origen como disciplina en 1940, en el marco de los estudios de anticipación de escenarios posibles en el ámbito militar y tecnológico. Precisamente, esta ciencia se despliega en el marco de la Segunda Guerra Mundial, y es que los conflictos han sido un motor del desarrollo en la historia de la humanidad, han obligado al ser humano a innovar. Según Godet, uno de los referentes de la escuela francesa, la prospectiva es “aquel esfuerzo por lograr una previsión o anticipación que permita aclarar la acción presente a la luz de los futuros posibles y deseables”. Destaca Godet la importancia de los deseable, lo cual debe entenderse en una relación directa con el bienestar de la humanidad, porque siempre el ser humano sueña con tener días mejores. Ese es el objetivo principal de la prospectiva: diseñar un futuro mejor que el pasado y el presente, en el marco de lo posible; es decir, no se puede forzar lo que está por venir, se lo tiene que entender y construir.
La ciencia ficción, también conocida como literatura de anticipación, según la Biblioteca Nacional de España es un “género narrativo que sitúa la acción en unas coordenadas espacio-temporales imaginarias y diferentes a las nuestras, y que especula racionalmente sobre posibles avances científicos o sociales y su impacto en la sociedad”. El término fue acuñado en 1926 por Hugo Gernsback cuando lo incorporó a la portada de una de las revistas de narrativa especulativa más conocidas de los años 20 en Estados Unidos: Amazing Stories.
Entre los principales referentes clásicos de la ciencia ficción destacan: Mary Shelley, Edgar Allan Poe, Charles Dickens, Julio Verne, George Wells, Karel Čapek, Vladimir Obruchev, Aldous Huxley, Staples Lewis, George Orwell, entre otros. Obras como Frankenstein, La verdad sobre el caso del señor Valdemar, La casa desolada, Veinte mil leguas de viaje submarino, La guerra de los mundos, Un mundo feliz, Trilogía cósmica, 1984 han anticipado el futuro desde la imaginación de sus autores. Tan impactantes han sido esas obras que han logrado la reacción de sus públicos y mucho de lo que han pronosticado ha terminado por ocurrir. En Ecuador, por ejemplo, la obra de George Wells, La guerra de los mundos, publicitada en Radio Quito desde los recursos de la espectacularidad, provocó incertidumbre y caos en parte de la población, cuya consecuencia fue el incendio de la estación radial, hecho ocurrido un 12 de febrero de 1949. Este episodio demuestra la potencia que tiene la ciencia ficción en el imaginario de la gente. Si bien esta obra es una metáfora que más que referirse a seres de otro planeta que invaden la tierra, es un rechazo a otras formas de pensar y concebir al mundo, situación que podemos palpar en la polarización ideológica existente en el mundo en general. Entonces, se pude ver que la ciencia ficción no solo tiene la capacidad de imaginarse los futuros, sino también de conducir la opinión y las actitudes de la gente.
Otra obra interesante que permite dimensionar a la ciencia ficción como una herramienta en la construcción de los futuros, es De la Tierra a la Luna de Julio Verne, en donde describe el viaje hacia el asteroide natural de la Tierra. Se debe tener presente que Verne escribió este fantástico pronóstico en 1865. Es decir, se anticipó casi con un siglo lo que ocurriría más tarde, esto demuestra el poder de la ciencia ficción para predecir. La imaginación de Verne, no solo con esta obra, sino con todas las que escribió y con las cuales dejó un rico legado a la humanidad y a la prospectiva, es evidencia de que su imaginación logró visualizar con exactitud los avances tecnológicos del futuro y hasta sus consecuencias para la sociedad.
Según Jean Paul Pinto, prospectivista ecuatoriano, la ciencia ficción “es una utopía que se puede construir, razón por la que se constituye en una importante herramienta para diseñar e imaginar el futuro. La ciencia ficción es un laboratorio de experimentación sin riesgo; un lugar donde se pueden imaginar las utopías. La ficción no tiene límites, es una forma libre de imaginar el futuro e innovar. Es pensamiento lateral, disruptivo, que permite crear soluciones innovadoras y anticiparse a lo que podría llegar a pasar”.
Como se puede inferir, tanto la prospectiva y la ciencia ficción están atadas al futuro. Si bien el segundo caso ha sido un género literario de entretenimiento, la capacidad de imaginación de sus autores lleva a concluir que esta puede ser usada como una herramienta de la prospectiva, pues también busca imaginar ese futuro posible para poderlo diseñar. Entre las dos se puede identificar una relación, la cual la prospectiva ha empezado a explotar para construir días mejores.
La ciencia ficción no es un oráculo infalible del futuro, pues tiene sus limitaciones, pero es una herramienta de la prospectiva que busca trabajar en equipo la construcción del mañana, como ya lo hicieron Verne y otros. Tiene un potencial que no solo es aplicable en la empresa, sino también en la vida familiar. Emplearla, en el caso empresarial, implica que se debe reunir a todas las personas de las instituciones para poder entender que el futuro es importante y que se necesita diseñarlo en el presente a partir de descubrir las variables y actores que deben ser manipulados para alcanzar ese futuro deseado. En el caso de la humanidad, lograr una sociedad de bienestar; en el caso de las empresas, negocios prósperos comprometidos con la responsabilidad social; en el caso de los hogares, metas cumplidas y la retribución en beneficios circulares a la sociedad.